El joven señalado como presunto responsable del asesinato de Jonathan Steven Castro, ocurrido el pasado 30 de junio en el sector de San Pedro (Madrid, Cundinamarca), se entregó voluntariamente a la Policía, luego de que el caso se viralizara en redes sociales y medios locales.
El ataque conmocionó al municipio, Jonathan, de apenas 18 años, murió tras recibir una herida mortal en circunstancias que todavía investigan las autoridades. Un video grabado por testigos y difundido el 3 de julio ayudó a que el caso tomara fuerza en la opinión pública. La presión fue tal, que incluso familiares del presunto agresor habrían convencido al joven para que se entregara.
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El señalado, de 17 años, se presentó en la estación de Policía de Madrid. Por ser menor de edad, su identidad se mantiene en reserva y el caso lo asume el sistema de responsabilidad penal para adolescentes.
Aunque todavía no existe confirmación oficial, la hipótesis de un posible conflicto entre barras bravas tomó fuerza. En una intervención reciente, el comandante de Policía del municipio mencionó esa posibilidad, aunque aclaró que el proceso sigue en etapa de investigación.
Lo cierto es que el hecho dejó dos vidas fracturadas. Jonathan no volverá, y el joven agresor enfrentará un proceso judicial que puede cambiarle la vida para siempre.
Este caso duele. Muestra lo frágil que se ha vuelto la convivencia entre jóvenes. Pelear por un equipo, por orgullo o por redes sociales no vale una vida.
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