A tres horas de Bogotá, en medio de un paisaje que parece detenido en el tiempo, se esconde Akuaima, un destino que muchos ya conocen como la “piscina infinita de Cundinamarca”. Ubicado en el municipio de Nimaima, este lugar ha logrado consolidarse como una de las escapadas más llamativas para quienes buscan un plan diferente sin salir del país.

El recorrido para llegar hasta allí ya es un abrebocas de lo que espera: la ruta que cruza por La Vega y se abre paso entre montañas verdes va cambiando el clima y el paisaje hasta llegar a un punto donde la chaqueta sobra y el aire fresco invita a respirar profundo. El contraste es inmediato: en menos de tres horas se pasa del gris bogotano a un escenario tropical rodeado de cafetales, guayacanes y montañas que parecen custodiar el lugar.
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La entrada a Akuaima cuesta $70.000 por persona, un valor que permite disfrutar todo el día de un sitio que mezcla descanso, naturaleza y un atractivo visual difícil de igualar. La piscina, amplia y de bordes casi imperceptibles, se abre frente a la cordillera y da la ilusión de fundirse con el horizonte. Ese efecto ha hecho que el lugar gane popularidad en redes sociales y que cada vez más visitantes lo incluyan en sus planes de fin de semana.
Una opción para desconectarse
Pero más allá de la foto perfecta, Akuaima ofrece calma. Es un espacio pensado para desconectarse del ruido, nadar sin prisa, contemplar el verde de las montañas y dejarse envolver por el canto de los pájaros. Quienes llegan suelen combinar la experiencia con un recorrido por Nimaima, un pueblo que conserva su carácter campesino y hospitalario, ideal para cerrar la jornada con sabor local.
Akuaima en Cundinamarca no es un balneario más: es un refugio natural que ha sabido conquistar tanto a quienes buscan aventura como a quienes solo quieren descansar.
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