
En el corazón verde del municipio de Junín, al nororiente de Cundinamarca, se encuentra uno de los paisajes más impactantes del departamento: las cascadas de Sueva, un conjunto de caídas de agua cristalina que descienden desde los bosques de niebla de la región. Este paraíso natural se ha convertido en un destino perfecto para quienes buscan desconectarse del ritmo urbano y reencontrarse con la naturaleza.
El recorrido hacia las cascadas se realiza por senderos rodeados de vegetación exuberante, donde es posible escuchar el canto de las aves, el murmullo del agua y el aroma fresco del bosque húmedo. La caminata, que dura aproximadamente dos horas, recompensa a los visitantes con un paisaje de ensueño: una cascada principal de más de 70 metros de altura que cae con fuerza sobre un cañón rocoso cubierto de musgo y helechos.
En la zona, varios emprendedores rurales ofrecen guías turísticas, hospedajes ecológicos y alimentos típicos como la trucha, la mazamorra y el café de montaña. Además, los guías locales enseñan sobre la importancia de conservar los ecosistemas de páramo y bosque andino, fundamentales para el equilibrio ambiental.
Sueva es un tesoro escondido de Cundinamarca, ideal para el turismo de aventura, la observación de fauna y la contemplación del paisaje. Un destino que demuestra que el encanto de la región no solo está en sus pueblos, sino también en la fuerza viva de su naturaleza.




























