
En Madrid, Cundinamarca, el impacto económico del Regiotram de Occidente sería distinto al de otros municipios. Hoy, el pasaje intermunicipal hacia Bogotá se ubica alrededor de los $7.000 por trayecto, una cifra muy cercana al valor estimado del futuro tren regional.
Si el Regiotram fija su tarifa en ese mismo rango, los usuarios de Madrid no verían un aumento significativo en el costo del transporte. En la práctica, pagarían algo muy parecido a lo que ya cancelan por el bus, pero con una oferta de movilidad más moderna.
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La principal diferencia estaría en la calidad del viaje. El tren ofrecería horarios establecidos, recorridos más predecibles y menor exposición a los trancones de la Calle 13 o la Calle 80, donde hoy se concentran gran parte de los tiempos muertos del desplazamiento diario.
Para estudiantes y trabajadores que se mueven a diario entre Madrid y Bogotá, el cambio no pasaría tanto por el valor del tiquete, sino por la posibilidad de ahorrar tiempo, reducir el estrés del tráfico y contar con un sistema de transporte más estable. En este caso, el Regiotram se perfila como una mejora en servicio más que como un golpe adicional al bolsillo.




























