Lo que comenzó como una jornada laboral habitual terminó en una escena de terror que hoy mantiene en vilo a la comunidad de Mosquera. Un trabajador se disponía a tomar su hora de almuerzo cuando, de manera repentina, el terreno cedió bajo sus pies y un barranco se desplomó. En cuestión de segundos, el hombre cayó violentamente y quedó sepultado bajo tierra y escombros, generando pánico entre sus compañeros.
La emergencia activó una carrera contrarreloj. Equipos de rescate lograron extraerlo con vida, pero con múltiples traumatismos y en estado crítico. De inmediato, lo trasladaron al Hospital María Auxiliadora de Mosquera, donde los médicos enfrentaron uno de los casos más complejos que ha atendido la institución en los últimos años.
El paciente ingresó con alto riesgo de muerte. El equipo médico tomó decisiones determinantes y ejecutó procedimientos de extrema complejidad para estabilizarlo. Desde el accidente, los especialistas ya realizaron dos cirugías mayores, enfocadas en salvarle la vida y preservar sus extremidades, en medio de un panorama clínico delicado.
Médicos, ortopedistas y personal asistencial del Hospital María Auxiliadora trabajaron sin descanso, demostrando capacidad técnica, compromiso y humanidad. Su intervención marcó la diferencia entre la vida y la muerte.
Hoy, la familia del trabajador expresa alivio, felicidad y profundo agradecimiento. Aseguran que la entrega del personal de salud transformó una tragedia anunciada en una historia de esperanza. El caso no solo resalta la fragilidad de la vida, sino también el valor del trabajo médico que, en silencio, salva vidas y fortalece la confianza de toda una comunidad.
