Este lunes 14 de julio, la Calle 13 amaneció colapsada por un bloqueo ciudadano a la altura del sector Recodos. Decenas de habitantes salieron a protestar, cerraron el paso vehicular en sentido Mosquera – Bogotá y exigieron soluciones ante lo que califican como un «tránsito descontrolado de volquetas» que afecta su calidad de vida.
Los manifestantes denunciaron que estos vehículos circulan día y noche sin ningún tipo de restricción, levantando polvo, generando ruido y, según ellos, poniendo en riesgo la seguridad de quienes transitan a pie por la zona.
El bloqueo se ha extendido por algunas horas y obligó a desviar el tráfico por rutas alternas, generando enormes trancones en la vía principal que conecta Mosquera con la capital. Conductores manifestaron su molestia, pero muchos también entendieron el reclamo. “Es una vía nacional, pero si los habitantes están protestando así, es porque la situación ya pasó el límite”, comentó un transportador.
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Las autoridades locales llegaron al lugar y establecieron una mesa de diálogo con representantes de la comunidad. Aunque los ciudadanos exigieron soluciones inmediatas, la Alcaldía explicó que algunos de los permisos para circulación de vehículos pesados corresponden a decisiones de orden departamental y nacional.
Pese a la intervención oficial, los vecinos advirtieron que si no ven acciones concretas, volverán a tomar la vía. “Esto apenas empieza. Si no nos escuchan, regresaremos con más fuerza”, afirmaron.
La protesta dejó en evidencia un problema que crece al ritmo de la urbanización en el occidente de Cundinamarca: la convivencia entre comunidades residenciales y el tráfico pesado que alimenta obras y negocios, pero que a menudo ignora el impacto en quienes viven a su paso.
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