
En un operativo conjunto sin precedentes, las autoridades colombianas interceptaron una avioneta tipo Piper PA-28 en proceso de ensamblaje clandestino dentro de una finca rural en el municipio de Chía, Cundinamarca. Las investigaciones revelaron que esta aeronave serviría para transportar clorhidrato de cocaína hacia Estados Unidos, utilizando rutas que incluirían a Venezuela y República Dominicana.
Las piezas de la avioneta, enviadas desarmadas desde Miami, ingresaron a Colombia por el puerto de Barranquilla. Posteriormente, las autoridades rastrearon su traslado hacia el aeropuerto de Guaymaral y, desde allí, hasta una finca en Chía, donde técnicos especializados las ensamblaban y modificaban para ampliar la autonomía de vuelo y la capacidad de carga.
La Fiscalía General de la Nación, la Fuerza Aeroespacial Colombiana, la Aeronáutica Civil y la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional de EE. UU. (HSI) coordinaron esta operación transnacional. Gracias a un seguimiento exhaustivo, los investigadores lograron ubicar el punto exacto donde se realizaba el ensamblaje.
Durante el allanamiento, agentes del CTI incautaron completamente la aeronave. Una fiscal de la Seccional Cundinamarca presentó ante un juez de control de garantías la legalización del procedimiento. Las autoridades sospechan que esta avioneta formaba parte de una red criminal dedicada al tráfico internacional de drogas por vía aérea.
Las investigaciones continúan para identificar a los implicados en esta estructura delictiva. Las autoridades han intensificado la cooperación internacional