La noche del sábado 8 de junio, una preocupante situación de intolerancia y violencia alteró la tranquilidad del barrio La Campiña, en el municipio de Funza, Cundinamarca. Un grupo de sujetos, que al parecer consumía licor en vía pública, bloqueó el paso de los vehículos mientras sostenía una canasta de cerveza en plena calle.
Testigos relataron que un conductor, al verse obligado a frenar para evitar atropellarlos, utilizó la bocina para advertir su presencia. La reacción de uno de los individuos fue inmediata: gritó “¡Échelo encima!” y lanzó una patada contra el vehículo. El conductor descendió con intención de dialogar, pero varios hombres lo atacaron lanzando botellas de vidrio. Su acompañante también intervino y terminó con heridas causadas por los fragmentos.
Los agresores golpearon el vehículo y continuaron lanzando objetos contundentes, sin detenerse ante los llamados de calma. Solo cuando más personas se acercaron al lugar, el grupo escapó por calles cercanas. Sin embargo, minutos después, algunos regresaron armados con palos y presuntos machetes, buscando refugio en una vivienda del sector. Allí, una mujer —aparentemente su madre— los dejó entrar y evitó que las autoridades los detuvieran.
La Policía arribó al lugar cerca de 40 minutos después y encontró resistencia por parte de la mujer, quien también se encontraba en aparente estado de embriaguez. Ante su negativa a colaborar, fue trasladada en la patrulla. Durante el procedimiento, los jóvenes salieron nuevamente y lanzaron amenazas contra los vecinos.
Habitantes del sector señalaron que los agresores serían presuntos barristas de un equipo capitalino, conocidos por generar disturbios en ocasiones anteriores. La comunidad exige respuestas y acciones inmediatas para prevenir nuevos hechos de violencia.
