Si lo que buscas es salir de la rutina sin recorrer largas distancias, Cundinamarca ofrece varios destinos ideales para disfrutar en familia. A menos de dos horas de Bogotá, estos cuatro pueblos combinan historia, naturaleza y tranquilidad, convirtiéndose en planes perfectos para vacaciones cortas o escapadas de fin de semana.
El primero de la lista es Zipaquirá, famoso por su Catedral de Sal, construida en el interior de una mina. Allí los visitantes pueden recorrer túneles iluminados, aprender sobre la historia minera de la región y vivir una experiencia cultural y espiritual. Es un sitio que sorprende tanto a niños como a adultos.
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El segundo destino es Suesca, reconocido por sus majestuosas rocas. El lugar es un paraíso para los amantes de la escalada y el senderismo, con rutas seguras y emocionantes. Además, las familias pueden disfrutar de paseos en bicicleta de montaña, cabalgatas o picnics al aire libre en medio de paisajes verdes.
Otro imperdible es Guatavita, pueblo de arquitectura colonial que guarda la leyenda de El Dorado. La laguna sagrada y el embalse de Tominé son sus principales atractivos, ideales para aprender sobre la cultura muisca, disfrutar de caminatas y deleitarse con la gastronomía local.
Finalmente, Tabio se presenta como una opción tranquila a solo 45 minutos de la capital. Con su parque principal, restaurantes campestres y la posibilidad de visitar aguas termales, es el destino perfecto para relajarse en familia sin alejarse demasiado de la ciudad.
Cada uno de estos pueblos ofrece una experiencia diferente, pero todos comparten el encanto de Cundinamarca: naturaleza, cultura y cercanía. Una invitación a salir de la rutina y aprovechar los tesoros que rodean a Bogotá.
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