
La Calera, ubicada a pocos minutos de Bogotá, avanza con fuerza como un destino ideal para quienes sueñan con volar en parapente. Desde sus montañas, los deportistas y visitantes disfrutan de una vista privilegiada que incluye la Sabana de Bogotá, el embalse de San Rafael y, en días despejados, la cordillera Oriental en todo su esplendor.
Cada mañana, instructores y pilotos certificados se preparan para recibir a quienes buscan su primera experiencia en el aire. Los vuelos tándem, acompañados por expertos, ofrecen una mezcla perfecta de seguridad y emoción. El despegue desde las laderas cercanas al embalse permite elevarse con las corrientes térmicas y planear durante 15 a 30 minutos, dependiendo de las condiciones del viento.
Además del parapente, La Calera ofrece rutas para ciclomontañismo, senderismo y observación de aves. Muchos visitantes combinan estas actividades con su vuelo, lo que convierte la visita en una jornada completa de turismo activo.
La alcaldía municipal trabaja en la adecuación de nuevas zonas de despegue y aterrizaje, así como en la capacitación de operadores turísticos. El objetivo consiste en garantizar estándares internacionales de seguridad y fortalecer la promoción del destino en ferias nacionales e internacionales.
El sector gastronómico local también se beneficia de esta dinámica. Restaurantes campestres y cafés con vista panorámica reciben a los visitantes antes o después de su actividad, ofreciendo platos típicos y productos frescos de la región.
La Calera no solo invita a volar, sino también a desconectarse del ruido urbano y respirar aire puro. Quien se anima a dar el salto, vive una experiencia que combina libertad, naturaleza y una perspectiva única de los paisajes cundinamarqueses. Para muchos, el primer vuelo no será el último, porque las montañas de La Calera tienen el poder de enamorar desde el aire.