La Calera, enclavada en las montañas al oriente de Bogotá, se ha ganado un lugar especial entre los destinos más visitados de Cundinamarca. Su clima frío, que en ocasiones desciende hasta los 8 grados centígrados, no ahuyenta a los viajeros; por el contrario, se ha convertido en la excusa perfecta para quienes buscan escapar de la rutina capitalina y respirar aire puro en medio de paisajes que enamoran a cualquiera.

Ubicado a pocos minutos de la capital, este municipio ofrece planes que combinan naturaleza, cultura y gastronomía. Sus miradores se han vuelto parada obligada para disfrutar panorámicas únicas de Bogotá y los cerros que la rodean. Además, La Calera tiene una rica tradición religiosa: la Iglesia de la Virgen del Carmen es punto de encuentro tanto para feligreses como para turistas, y cada año sus procesiones y desfiles convocan a cientos de visitantes.
De acuerdo con el portal Colombia Travel, el municipio conserva un aire cosmopolita gracias a su cercanía con la capital y a su historia marcada por la minería de caliza, actividad que dio origen a su nombre. Hoy, sin embargo, la economía local se diversifica con artesanías en madera y tejidos, productos muy valorados en la región.
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Una opción para conocer
El ecoturismo es otra de sus grandes apuestas. Senderos, fincas y reservas naturales invitan a recorrer la zona a pie o en bicicleta, mientras restaurantes y cafés ofrecen espacios para prolongar la estadía. No en vano, los fines de semana La Calera se llena de capitalinos que buscan un plan distinto sin tener que viajar largas distancias.
La Alcaldía también impulsa iniciativas ambientales, como la reciente jornada de recolección de envases de agroquímicos, con el fin de proteger los suelos y fuentes hídricas. Un mensaje claro de que este pueblo frío no solo enamora por sus paisajes, sino también por su compromiso con la sostenibilidad.
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