En el sector de Zaragoza, en Madrid (Cundinamarca), crece la molestia entre los habitantes por la ubicación del nuevo puente peatonal instalado recientemente. Aunque su apertura generó expectativa, hoy son muy pocos los ciudadanos que lo utilizan, y las razones apuntan directamente a una mala planeación.

Según los testimonios recogidos, la estructura quedó ubicada en un punto que beneficia más a los residentes de Sabana Pijao —una comunidad cercana a las 2.000 personas— que a Zaragoza, un sector que supera los 30.000 habitantes. Para la mayoría de vecinos, llegar al puente implica caminar largas distancias, lo que termina desmotivando su uso.
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“Ese puente lo hicieron lejos, frente a otra urbanización, mientras nosotros quedamos sin acceso cercano”, dijeron varios comerciantes del sector. A esto se suma que el paso peatonal no cuenta con iluminación adecuada, lo que ha generado temor y la percepción de que podría convertirse en un punto inseguro durante las noches.
Los habitantes aseguran que la obra no responde a las necesidades reales del flujo peatonal de Zaragoza y cuestionan la falta de estudios adecuados: “Parece que quien lo diseñó no conoce Madrid ni la realidad de sus habitantes”, expresaron.
Mientras tanto, la comunidad enfrenta un riesgo mayor: muchos prefieren cruzar la vía principal —una zona de alto tráfico— antes que desviarse varios minutos para usar el puente.
Los residentes piden una revisión urgente de la obra y soluciones que realmente protejan a quienes caminan a diario por el sector.
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